Noviazgos largos o noviazgos cortos… ¿Matrimonios exitosos?

Cuánto tiempo dura un noviazgo promedio

Pinxabay. Alsudiz. Dominio Público

¿Noviazgos largos o noviazgos cortos? ¿Hay acaso una fórmula que lleve al éxito de la relación? ¿Cuántas veces hemos visto parejas que pasan años como novios, 10 o 12 y se divorcian luego de de un año de casados? Y al revés, esas parejas surgidas de la nada que se casan en Las Vegas después de dos semanas y lo recuerdan, juntos y enamorados, 30 años después. Entonces, no podemos decir que haya una pauta fija que nos asegure el "y fueron felices para siempre" pero sí que hay ciertos puntos que se pueden evaluar.

Ventajas e inconvenientes de los noviazgos cortos

Tenemos que partir de la base de que hablamos del noviazgo como el periodo de tiempo previo al matrimonio o convivencia. Ese periodo en el que cada uno de los miembros de la pareja vive en su casa y comparte momentos, más o menos largos en común pero no todo el tiempo ni las vivencias diarias.

Los noviazgos cortos tienen la ventaja de la pasión y el entusiasmo, de las ganas. En los rostros de las parejas que se casan después de un breve noviazgo, vemos las mismas expresiones que en los finales felices de cuentos y películas de amor. Están en ese periodo mágico de enamoramiento ciego donde el otro es perfecto. Los mimos, los besos, las caricias, acompañan cada paso. Son los novios "alelados" el uno con el otro.

Cuando una pareja se casa después de un noviazgo corto, lo hace motivada, de forma espontánea y porque estalla de amor y no puede esperar para llevar a cabo la proyección de su sueño de estar juntos. ¿Por qué esperar si nos amamos tanto y sabemos que esto es lo que queremos?

Exactamente por las mismas razones es que el matrimonio puede fracasar. Aunque nadie los empuje a hacerlo, en este tipo de relaciones, el conocimiento mutuo viene después de la convivencia y pueden aparecer incompatibilidades importantes. Desde cosas y detalles irrelevantes pero molestos como la temperatura del dormitorio o los gustos culinarios, hasta profundas diferencias culturales, sociales o filosóficas. Incluida la cuestión de tener hijos o no.

Ventajas e inconvenientes de los noviazgos largos

Los noviazgos largos pueden durar muchos, pero muchos años. Hay parejas que llevan décadas de novios y nunca llegan a dar el paso. La clave de esta situación es que se han acomodado a vivir así, cada uno con su espacio privado y algunos otros momentos en común. Son relaciones que se eternizan en una etapa y no avanzan más allá. Generalmente no hay ambición de tener hijos o de compartir un proyecto en común. Por ninguno de los dos lados, o por uno de ellos.

Cuando estas parejas llegan al matrimonio después de este largo tiempo, lo hacen impelidos por el mandato social de terminar la relación como se espera, en boda. Pueden ser las familias las que presionan o la simple incomodidad de que se les pregunte continuamente cuándo van a dar el paso. Quizá, si la relación empieza a enfriarse o distanciarse, fantaseen con la idea de que casarse va a renovar y fortificar el lazo afectivo, lo que no es cierto.

La ventaja de estos matrimonios largamente madurados es que los contrayentes se conocen muy bien y en muchos planos. Saben lo que desean y qué planes tienen a futuro. No hay lugar a las sorpresas… o sí.

Muchos de estos matrimonios fracasan estrepitosamente porque convivir no es lo mismo que ser novios. O porque el paso que dieron para salvar la relación no fue suficiente salvavidas y la boda fue un intento de remedio.

¿Noviazgo, matrimonio, éxito?

Entonces, ¿cuál es la fórmula ideal? ¿Hay un tiempo de noviazgo perfecto? La respuesta es NO. Cada pareja tiene un funcionamiento muy particular, una manera de relacionarse única, con tiempos y códigos propios. Si la pareja realmente evoluciona en la relación, no hace falta marcar desde fuera los tiempos. Ambos sabrán si es momento de avanzar a otro plano y cómo hacerlo. Se puede convivir antes de casarse, como paso previo. O se puede convivir para siempre. Se pueden tener dos casas y hasta criar hijos de esta manera. Lo esencial es que sean los miembros de la pareja los que decidan cómo, cuándo y en qué condiciones viven su relación. En todo caso, siempre hay que hablarlo dentro de la intimidad del universo para dos. Los demás… sobran.